NOTA: Hace poco leí los comentarios y me enteré que alguien se ha tomado el trabajo de hacer una traducción seria. Para el que realmente tenga interés en leer el cuento, probablemente la experiencia sea mucho más placentera leyéndola con una buena traducción. En lo personal no la leí, pero el prólogo que hace el traductor me pareció genial. Dejo el link para el que le interese: https://edicioneselsalmon.com/2016/10/18/la-maquina-se-para/
LA MAQUINA SE DETIENE
por E.M.
Forster (1909)
Traducción
Marcos Buccellato (2011)
I
LA AERONAVE
Imagine,
si usted puede, una habitación pequeña, de forma hexagonal, como la celda de
una abeja. No está iluminada ni por ventanas ni por lámparas, sin embargo la
inunda un suave resplandor. No tiene aberturas para ventilarla, aun así el aire
es fresco. No hay instrumentos musicales, pese a esto, al momento de comenzar
mi relato, el cuarto vibraba con una música melodiosa. Hay un sillón en el
centro, junto a este una mesa de lectura – esos son los únicos muebles. Y en
este sillón se sienta un bulto arropado de carne – una mujer, de un metro y
medio de alto, con la cara pálida como un hongo.
A
ella es a quien le pertenece esta habitación.
Sonó
un timbre eléctrico.
La
mujer presionó un interruptor y la música se detuvo.
‘Supongo
que debo ver quien es’, pensó, y puso su silla en movimiento. La silla, como la
música, era accionada por una maquina que la desplazo hacia el otro lado de la
habitación donde el timbre todavía sonaba de forma inoportuna.
‘¿Quién
es?’ exclamó. Su voz estaba crispada, había sido interrumpida en varias
ocasiones desde que la música había comenzado. Ella conocía a varios miles de
personas, en algunos sentidos, la interacción humana había avanzado mucho.
Pero
cuando escuchó por el receptor, su rostro blanco dejó dibujar una sonrisa entre
sus arrugas, y dijo:
‘Muy
bien. Hablemos. Voy a ponerme en aislamiento. No espero que ocurra nada
importante por los próximos cinco minutos – así que puedo darte cinco minutos
completos, Kuno. Luego debo impartir mi conferencia sobre “La música en el
periodo australiano”.’
Accionó
la perilla de aislamiento, para que nadie más pudiera hablarle. Luego tocó el aparato de iluminación, y la
pequeña habitación se hundió en la oscuridad.
‘Date
prisa’ exclamó, otra vez con irritación. ´Date prisa Kuno, aquí estoy en la
oscuridad perdiendo mi tiempo´.
Pero
transcurrieron 15 largos segundos antes de que la placa redonda que sostenía en
sus manos comenzara a brillar. Una tenue luz azul se disparo a través de la
misma, oscureciéndose hasta ponerse violeta, y entonces la mujer vió la imagen de su hijo, que vivía
al otro lado de la tierra, y él podía verla a ella.
‘Kuno,
que lento eres’
Ella
sonrió severamente.
‘Te he llamado antes, madre, pero siempre estabas ocupada o en
aislamiento. Tengo algo especial que contarte.’
‘¿De
qué se trata, querido niño? Apresúrate. ¿Por qué no lo has enviado por correo
neumático?’
‘Porque
prefiero decir estas cosas. Quiero…’
‘¿y
bien?
‘Quiero
que vengas a verme’
Vashti
contempló su rostro en la placa azul.
‘¡Pero
puedo verte!’ exclamó.’¿Qué mas quieres?’
‘Quiero
verte, no a través de la máquina’,
respondió Kuno. ‘Quiero hablarte, no a través de esta triste máquina.’
‘¡Oh,
cállate! Dijo su madre, levemente azorada.
‘No debes decir nada en contra de la Máquina.’
‘¿Por
qué no?’
‘Uno
no debe.’
‘Hablas
como si Dios hubiera hecho la Máquina’, exclamó el otro.
‘Creo
que le rezas cuando estas triste. Los hombres la han hecho, no olvides eso..
Grandes hombres, pero hombres al fin. La Máquina es mucho, pero no lo es todo.
Veo algo como tú en esta placa, pero no te veo a ti. Oigo algo como tú en este
teléfono, pero no te escucho a ti. Por eso es que quiero que vengas. Ven a
visitarme, para que nos podamos ver cara
a cara y hablar de los anhelos que tenemos en nuestras mentes.’
Ella
contestó que era muy difícil que pudiese disponer del tiempo para una visita.
‘A
la aeronave le toma unos escasos dos días para volar desde donde estás hasta
aquí.’
‘No
me gusta la aeronave.’
‘Me
desagrada ver la horripilante tierra marrón, y el mar, y las estrellas cuando
está oscuro. No me vienen ideas cuando estoy en la aeronave.’
‘Yo
no las tengo en ningún otro lado.’
‘¿Qué
tipo de ideas te puede traer el aire?’ el pausó por un instante.
‘¿No
conoces esas cuatro grandes estrellas que forman una figura oblonga, y tres
estrellas muy cercanas entre sí que están en el medio de esta figura, y
colgando de estas tres estrellas otras tres?’
‘No,
no las conozco. Me desagradan las estrellas. ¿Pero acaso te dieron alguna idea?
Que interesante: Cuéntame.’
‘Tuve
la idea de que eran como un hombre.’
‘No
te entiendo.’
‘Las
cuatro grandes estrellas son los hombros y las rodillas.
Las
tres estrellas del medio son como los cinturones que alguna vez usaron los hombres,
y las tres estrellas que cuelgan de ahí parecen una espada.’
‘¿Una
espada?’
‘Los
hombres llevaban espadas con ellos, para matar animales y a otros hombres.’
‘No
me parece una muy buena idea, pero ciertamente es original. ¿Cuando se te
ocurrió?’
‘En
la aeronave------‘ Su voz se quebró, y ella creyó verlo triste. No podía estar
segura, porque la Máquina no transmitía los detalles de la expresión. Solo daba
una idea general de las personas – una idea que era suficiente para todo
propósito práctico, Vashti pensó. El
resplandor imponderable, que un desacreditado filósofo postuló como la
verdadera esencia de la interacción humana, era correctamente ignorado por la
maquina, de la misma manera que la frescura imponderable de la uva era ignorada
por los fabricantes de frutas artificiales. Algo ‘suficientemente bueno’ había
sido aceptado por nuestra raza hacia ya mucho tiempo.
‘La
verdad es’ continuó, ‘que quiero ver estas estrellas de nuevo. Son estrellas
curiosas. No quiero verlas desde la aeronave,
sino desde la superficie de la tierra, como hicieron nuestros
antepasados miles de años atrás. Quiero
visitar la superficie de la tierra.’
Ella
quedo azorada nuevamente.
‘Madre,
debes venir, aunque solo sea para explicarme que hay de malo en querer visitar
la superficie de la tierra.’
‘No
hay nada de malo’ respondió, tratando de controlarse a sí misma. ’Pero
tampoco nada bueno. La superficie de la
tierra es solo polvo y barro, no hay beneficio alguno. La superficie de la
tierra es solo polvo y barro, no queda vida sobre ella, y necesitarías un
respirador, o el frio del aire exterior podría matarte.
Uno
muere inmediatamente en el aire exterior.’
‘Lo
sé; por supuesto que tomaré todas las precauciones.’
‘Y
por otro lado----‘
‘¿Si?’
Lo
considero por un momento, y eligió con cuidado sus palabras. Su hijo tenía un
extraño temperamento, y ella quería disuadirlo de su expedición.
‘Es
contrario al espíritu de nuestra era,’ ella afirmó.
‘¿Quieres
decir con eso, contrario a la Máquina?’
‘En
cierto sentido si, pero---‘
La
imagen en la placa azul se desvaneció.
‘¡Kuno!’
El
se había puesto en aislamiento.
Por
un momento Vashti se sintió sola.
Luego
ella encendió la luz, y el paisaje de su habitación, inundado de brillantez y
atiborrado de botones eléctricos, la reconforto. Había botones e interruptores
por todos lados – botones para pedir comida, música, vestido. Había un botón
para pedir un baño caliente, que al presionarlo hacia surgir del suelo una
bañera de mármol rosado (de imitación), repleto hasta el borde con un cálido y
desodorizado liquido. Estaba el botón de baño frio. Estaba el botón para
obtener literatura. Y estaban por supuesto los botones por los cuales se
comunicaba con sus amigos. Pese a que la habitación no contenía nada, la ponía
en contacto con todo lo que a ella le importaba en el mundo.
El
siguiente paso de Vashanti fue apagar el interruptor de aislamiento, y la
acumulación de todos los eventos de los últimos tres minutos llovieron sobre
ella. El cuerto se lleno de sonidos de
timbres, y tubos parlantes.¿Como era la nueva comida?¿Ella la
recomendaría?¿Había tenido alguna idea últimamente?¿Podía uno contarle su
propias ideas? ¿Sería posible solicitar que visitase los albergues infantiles
públicos en algún momento? – ¿digamos este día-mes?
A todas estas preguntas ella respondió con
irritación – una cualidad cada vez mas desarrollada en esta era acelerada.
Contestó que la nueva comida era horrible. Que no podía visitar los albergues
públicos porque tenía otros compromisos.
Que no había tenido ideas propias pero que le acababan de contar una –sobre
cuatro estrellas y tres en el medio que formaban un hombre: pero dudaba de que
hubiera algo de valor en la misma.
Luego
ella apagó a sus solicitantes, porque era momento de su conferencia sobre
música australiana.
El
torpe sistema de encuentros públicos había sido abandonado hace tiempo; ni
Vashti ni su audiencia se movían de sus habitaciones. Sentada desde su sillón
ella hablo, mientras que ellos desde sus sillones la escuchaba, bastante bien,
y la veían, bastante bien. Ella comenzó con un gracioso recuento de la música en los tiempos pre Mongoles, y
prosiguió relatando la gran explosión del canto que sobrevino a la conquista
china. Distantes y primales como eran los métodos de San-So y la escuela de
Brisbane, ella sentía (eso dijo) que el estudio de la misma podía ser un gran
aporte para los músicos actuales: tenían cierta frescura, y tenían, por sobre
todo, ideas. Su conferencia, que duro unos diez minutos, fue bien recibida, y
al finalizarla, ella y su audiencia escucharon otro discurso sobre el mar;
sobre ideas que podían engendrarse a partir del mar; el disertante se había
aprovisionado de un respirador y lo había visitado recientemente. Luego ella se alimento, hablo con varios
amigos, tomo un baño, hablo nuevamente, y luego pidió por su cama.
La
cama no estaba a su gusto. Era demasiado grande, y ella tenía el capricho de
una cama pequeña. Quejarse era inútil, todas las camas eran del mismo tamaño en
todo el mundo, y tratar de tener una medida alternativa hubiese implicado hacer
descomunales alteraciones a la Máquina. Vashti se puso en aislamiento – era
necesario, porque ni la noche ni el dia existían bajo tierra- y repaso todos
los sucesos que acontecieron desde la última vez que pido por su cama. ¿Ideas?
Apenas algunas. Sucesos - ¿Acaso era un suceso la invitación de Kuno?
A
su lado, en la pequeña mesa de lectura, se encontraba un vestigio de la era de
la basura – un libro. Este era el libro de la Máquina. En el estaban las
instrucciones para cualquier posible contingencia. Si se sentía con frio o
calor o dispéptica o no recordaba alguna
palabra, recurría al libro, y este le indicaba que botón presionar. El Comité
Central lo había publicado, y de acuerdo con un hábito ampliamente divulgado,
estaba finamente encuadernado.
Sentándose
sobre la cama, lo tomo reverentemente en sus manos. Miro alrededor del cuarto
resplandeciente como si alguien la estuviera mirando. Luego, medio avergonzada,
medio alegre, ella murmuro ‘¡Oh Máquina! ¡Oh Máquina!’ y llevo el libro a sus
labios. Tres veces lo beso, tres veces inclino su cabeza, tres veces ella
sintió el delirio de la aquiescencia. Llevado a cabo su ritual, abrió el libro
en la página 1367, donde estaban indicados los horarios de partida de las
aeronaves desde la isla del hemisferio sur, bajo la cual ella vivía, hacia la
isla del hemisferio norte, bajo la que vivía su hijo.
Pensó,
‘No tengo tiempo.’
Ella
oscureció la habitación y durmió, se despertó e ilumino la habitación, comió e
intercambio ideas con sus amigos, escucho música y asistió a conferencias;
oscureció su habitación y durmió. Sobre ella, debajo de ella, alrededor de
ella, la maquina zumbaba eternamente; ella no se percataba del ruido, porque
había nacido con él en sus oídos. La tierra que la soportaba, zumbaba mientras
se desplazaba a través del silencio, rotando en un momento hacia sol invisible,
y en otro a las estrellas invisibles. Se despertó e ilumino su habitación.
‘¡Kuno!’
‘No
hablaré contigo.’ El respondió ‘hasta que vengas.’
‘¿Has
visto la superficie de la tierra desde la última vez que hablamos?’
Su
imagen se desvaneció.
Nuevamente
consulto su libro. Se puso nerviosa y se recostó en su silla palpitando.
Imagínenla a ella sin dientes ni pelo. En ese momento dirigió su silla hacia la
pared y presiono un botón poco familiar. La pared se desplazo lentamente. A
través de la abertura vio un túnel que doblaba ligeramente hacia la derecha de
manera tal que no se podía ver el final. Si decidía ir a ver a su hijo, este
era el comienzo de su viaje.
Por
supuesto que ella sabía todo lo relatico al sistema de comunicación. No había
ningún misterio en eso. Podría solicitar un auto que la desplazaría flotando a
través del túnel hasta el elevador que comunicaba con la estación de aeronaves:
este sistema había estado en uso por mucho, mucho años, mucho antes de la
implementación universal de la Maquina. Y por supuesto ella había estudiado la civilización
inmediatamente anterior a la suya – la civilización que había confundido la
función del sistema, y lo usaba para llevar la gente hacia las cosas, en lugar
de traer las cosas hacia la gente. Esos pintorescos días de antaño, cuando los
hombres subían para cambiar el aire, ¡en vez de cambiar el aire de sus cuartos!
A pesar de esto, a ella le aterraba el túnel: no lo había visto desde el
nacimiento de su último hijo. Doblaba pero no como ella lo recordaba; era
brillante, pero no tanto como un disertante había sugerido. Vashti fue invadida
por los terrores de la experiencia directa.
Se echo atrás de vuelta a la habitación, y la pared se cerró nuevamente.
‘Kuno’
ella dijo, ‘No puedo ir a verte. No estoy bien.’
Inmediatamente
un colosal aparato cayó desde el techo hacia ella, un termómetro fue puesto al
instante sobre su pecho. Yacía impotente
en su silla. Unas almohadillas frías aliviaban su frente. Kuno había
telegrafiado a su médico.
De
esta manera las pasiones humanas todavía se movían de un lado a otro por la
Maquina. Vashti tomo la medicina que su médico puso en su boca, y la maquina se
retiro por el techo. Se escucho la voz de Kuno preguntando cómo se sentía.
‘Mejor’
Luego con irritación: ’¿Pero porque no vienes tu a verme?’
‘Porque
no puedo dejar este lugar.’
‘¿Porqué?’
‘Porque,
en cualquier momento, algo terrible puede acontecer.’
‘¿Has
estado en la superficie de la tierra?’
‘Todavía
no.’
‘¿Entonces
qué ocurre?’
‘No
te lo diré a través de la maquina.’
Ella
continuó con su vida.
Pero
no podía de jar de pensar en Kuno cuando era un bebe, su salida de la guardería
pública, la vista que ella le hizo allí, las vistas que el le hizo a ella –
visistas que terminaron cuando la Maquina le asigno un cuarto al otro lado de
la tierra. ‘Las obligaciones de los padres’ decía el libro de la Maquina,
‘terminan al momento del nacimiento. P.422327483.’ Cierto, pero había algo
especial en Kuno – en realidad había habido algo especial con todos sus hijos –
y después de todo, ella debía juntar valor para emprender el viaje, si así lo
deseaba. Y ‘Algo terrible puede acontecer’ ¿Qué significaba eso? Sin duda los
disparates de un hombre joven, pero aún así debía ir. Nuevamente presiono el
botón poco familiar, nuevamente la pared se desplazó y ella vio el túnel doblar
más allá de su vista. Aferrandose al
Libro, se levanto, se tambaleo hacia la plataforma y llamo a un auto. Cuando se
lo indico este se detuvo, y se tambaleo hasta el elevador. Había otro pasajero, la primer criatura que
veía cara a cara en meses. Pocos viajaban en esos días, porque, gracias al
avance de la ciencia, la tierra era exactamente igual en todos lados. El
intercambio veloz, del cual la civilización anterior estaba orgulloso, había
terminado por derrotarse a si mismo. ¿Cuál era el sentido de ir a Pekín cuando
este era igual a Shrewsbury?¿Porque regresar a Shrewsbury cuando todo sería
igual a Pekín? Los hombres rara vez movían sus cuerpos: Todo el movimiento
estaba concentrado en el alma.
El
servicio de aeronaves era una reliquia de una edad anterior. Se lo mantenía
activo, porque era más sencillo conservarlo que desmantelarlo o descuidarlo,
pero ahora excedía los deseos de la población. Nave tras nave surgirían del
vomitorio de Rye o Christchurch (utilizando los nombres de antaño), navegarían
hacia el congestionado cielo, y se detendrían en los muelles del sur - vacías.
Tan finamente sincronizado estaba el sistema, tan independiente del estado
meteorológico, que el cielo, estuviese calmo o cubierto, parecía un gigantesco
caleidoscopio donde los mismos patrones eran dibujados una y otra vez. La nave en la que Vashti viajaba partía a
veces al atardecer y otras al amanecer. Pero siempre, mientras pasaba sobre
Rheas, volaría a un lado de la nave que cubría el tramo entre Helsingfors y los
Brasiles, y, cada tercera vez que
sobrevolaba los Alpes, la flota de Palermo cruzaría justo detrás de ella. Día y
noche, viento y tormenta, mareas y terremotos, ya no presentaban un obstáculo
para el hombre. Se había dominado al Leviatan. Toda la antigua literatura, con
su elogio a la naturaleza, y su temor a la naturaleza, sonaba falsa como el
balbuceo de un niño.
Sin
embargo mientras Vashti contemplaba el largo flanco de la nave, marcado por el
contacto con el aire externo, su terror a la experiencia directa regreso. No se
veía como la aeronave del fotocine.
Por
un lado olía, no era un olor fuerte o desagradable, pero si olía, y con sus
ojos cerrados ella debió poder saber que esta cosa nueva estaba cerca de ella.
Luego ella debió caminar hacia la nave desde el elevador, debió soportar las
miradas de los otros pasajeros. El hombre frente a ella dejo caer su Libro –
nada grave, pero los incomodo a todos. En las habitaciones, si el Libro caía,
el piso lo elevaba mecánicamente, pero el pasadizo que llevaba a la aeronave no
estaba preparado para tal fin, y el sagrado volumen permaneció inmóvil. Se
detuvieron – era algo imprevisto – y el hombre, en lugar de recoger su
propiedad, sintió los músculos de su brazo para ver porque le habían fallado.
Luego alguien dijo dirigiéndose a ellos directamente: ‘llegaremos tarde’ – y se
apresuraron a bordo, Vashti pisoteo las páginas mientras lo hacía.
Dentro
de ella, la ansiedad se incrementaba. Los arreglos eran anticuados y rústicos.
Incluso había una asistente femenina a la que había que comunicarle las
necesidades durante el viaje. Por su puesto una plataforma móvil cruzaba a lo
largo de la nave, pero se esperaba que ella caminara desde la misma a su
camarote. Algunos de los camarotes eran mejores que otros, y ella no obtuvo el
mejor. Pensó que la asistente no había sido justa, y pequeños temblores de
furia la sacudieron. La compuerta de cristal se cerro, y ya no hubo vuelta
atrás. Contemplo, al final del
vestíbulo, el elevador por el que había ascendido subir y descender suavemente,
vacio. Debajo de esos corredores de paneles brillantes había habitaciones, capa
tras capa, hundiéndose en las profundidades de la tierra, y dentro de cada
habitación había un humano sentado, comiendo, durmiendo o produciendo ideas. Y enterrado en lo profundo de la colmena
estaba su propia habitación. Vashti tenía miedo.
‘Oh
Maquina!’ murmuro, y acariciando su Libro se sintió reconfortada.
Luego
las paredes del vestíbulo se fundieron, como los imágenes que vemos en los
sueños, el elevador se desvaneció, y el Libro que había caído se deslizó hacia
la izquierda y desapareció, paneles pulidos llegaron como un torrente de agua,
hubo una leve inclinación y la aeronave, surgiendo del túnel, se remonto por sobre
las aguas del océano tropical.
Era
de noche. Por un momento pudo ver la costa de Sumatra contorneada por la
fosforescencia de las olas, y poblada de faros, todavía emitiendo sus ignoradas
señales. Estos también se desvanecieron, y solo las estrellas la distrajeron.
No permanecían inmóviles, sino que se meneaban de aquí para allá por sobre su
cabeza, amontonándose desde una abertura
en el techo a otra, como si el universo
y no la aeronave estuvieran desplazándose.
Y, como ocurre con frecuencia en las noches despejadas, parecían estar a
veces en perspectiva y otras veces en un plano; a veces apiladas capa sobre
capa sobre el cielo infinito, y a veces ocultando este infinito, un techo que
limita por siempre las visiones de los hombres. En cualquier caso eran
intolerables. ’¿Debemos viajar en la oscuridad?’ exclamaron los pasajeros con
enojo, y la asistente, quien se había descuidado, encendió las luces, y cerro las persianas de
metal flexible. Cuando las aeronaves se construyeron, el deseo de contemplar directamente
las cosas todavía existía en el mundo. Debido a esto es que existían un gran
número de ventanas y aberturas en el techo, y con ello la proporcional
incomodidad para quienes eran civilizados y refinados. Incluso en el camarote
de Vashti una estrella se filtraba a través de una falla en la persiana, y
luego de algunas horas de sueño difícil, fue perturbada por un brillo poco
familiar, era el amanecer.
Rápido
como la nave se desplazo hacia el oeste, la tierra giro hacia el este mas
rápido aun, y arrastro a Vashti y sus compañeros hacia el sol. La ciencia podía
prolongar la noche, pero solo por un breve tiempo, y las nobles esperanzas de
neutralizar la rotación diurna de la tierra ya se habían abandonado, al mismo tiempo que otras aspiraciones posiblemente
más elevadas. El ‘mantener el paso del
sol’, o incluso superarlo, fue el objetivo de la civilización predecesora. La
construcción de aviones de carrera para tal propósito, capaces de enormes
velocidades, fue impulsada por los más
grandes intelectos de la época. Alrededor del globo giraban, vuelta tras
vuelta, hacia el este, siempre hacia el este, en medio de los aplausos de toda
la humanidad. En vano. La tierra siempre giraba más rápido hacia el este,
ocurrían horribles accidentes, y el comité de la maquina, en ese momento
ganando notoriedad, declaro ilegales tales actividades, no-mecánicas, y
castigables con el desamparo[1].
Se
hablara del desamparo más adelante.
Indudablemente
el comité tenía razón. Sin embargo el intento de ‘derrotar al sol’ significo el
último interés común que tuvo la humanidad al respecto de los cuerpos celestes,
o sobre cualquier otro tema. Fue la última vez que los hombres se congregaron
para pensar en algún poder mas allá de este mundo. El sol fue el vencedor, sin
embargo fue el fin de su dominio espiritual. El amanecer, el mediodía, el
crepúsculo, el camino del zodiaco, ya no tocaba ni las vidas ni el corazón de
los hombres, y la ciencia bajo a tierra para concentrarse en problemas de la
que estuviera segura que podía resolver.
Así
que cuando Vashti vio su camarote inundado por un rayo de luz rosada, se
molestó, y trato de ajustar la persiana. Pero esta se abrió por completo, y
ella pudo ver en la luz del cielo pequeñas luces rosadas, moviéndose sobre un
fondo azul, y a medida que el sol trepaba más alto, su brillo entro
directamente, orillando hacia abajo por las paredes, como un océano dorado.
Ascendía y caía con el movimiento de la aeronave, de la misma forma que las
olas ascienden y caen, pero avanzaba firmemente, como avanza la marea.
Si
no era cuidadosa, la golpearía en su cara. Un espasmo de terror la invadió y
llamo a la asistente. La asistente también se sitio horrorizada, pero no podía
hacer nada; no era su función arreglar la persiana. Solo podía sugerirá que la
dama cambiase de camarote, la cual se preparo para tal fin.
La
gente era casi idéntica en todo el mundo, pero la asistente de la aeronave,
quizás debido a sus tareas excepcionales, había crecido un poco más de lo
normal. Normalmente debía dirigirse a los pasajeros de forma directa y esto le
había concedido cierta brusquedad y
originalidad a sus formas. Cuando Vashti se aparto con un grito de los rayos
del sol, ella fue bastante salvaje; extendió su mano para sostenerla.
‘Como
se atreve usted!’ Exclamo la pasajera. ‘Ubíquese!’
La
mujer estaba confundida, y se disculpo por no haberla dejado caer. La gente no
se tocaba mutuamente. La costumbre se había vuelto obsoleta, debido a la
Maquina.
‘¿Donde
estamos ahora?’ pregunto despectivamente Vashti.
‘Estamos
sobre Asia’, contesto la asistente, esforzándose por ser correcta.
‘¿Asia?’
‘Debe
disculpar mi forma vulgar de hablar. He adquirido el habito de llamar a los
lugares por los que pasamos por sus nombres no-mecánicos.’
‘Ah,
recuerdo Asia. Los mongoles venían de allí’
‘Debajo
nuestro, al aire libre, se erigía una ciudad que fue llamada en su tiempo
Simla.’ ’¿Escuchó hablar usted de los Mongoles y de la escuela de Brisbane?’
‘No.’
‘Brisbane
también se encontraba al aire libre.’
‘Esas
montañas a su derecha – déjeme mostrarle.’ Recogió la persiana metálica y la cordillera
principal del Himalaya se hizo visible. ’Alguna vez esas montañas fueron
llamadas el “Techo del Mundo”.’
‘Debe
recordar usted que, antes de los albores de la civilización, estas parecían ser
una pared impenetrable que tocaba las estrellas. Se suponía que nadie aparte de
los dioses podía existir por sobre sus cumbres. ¡Como hemos avanzado gracias a
la Máquina!’
‘¡Como hemos avanzado gracias a la Máquina!’ Dijo Vashti.
‘¡Como hemos avanzado gracias a la Máquina!’ Dijo Vashti.
‘¡Como
hemos avanzado gracias a la Máquina!’ hizo eco el pasajero que había dejado
caer su libro la noche anterior y que estaba parado en el pasillo.
‘¿Y
esa sustancia blanca en las grietas? ¿Que es?’
‘Olvidé
su nombre’
‘Por
favor cubra las ventanas. Esas montañas no me traen ninguna idea.’
La
cara norte de los himalayas estaba cubierta de una profunda sombra: en la
ladera de la india el sol acababa de despuntar. Los bosques habían sido
destruidos durante la época literaria con el propósito de hacer pasta para
peridodicos, pero la nieve estaba despertando a su gloria matinal y todavía se
podían ver las nubes sobre el pecho del Kinchinjunga. En la llanura se podían
ver ruinas de ciudades, con tenues ríos cruzando entre sus muros, y sobre los
costados de algunas había señales de vomitorios, indicando las ciudades de hoy
en día.
En todo este proceso las aeronaves volaban, cruzando el espacio intermedio con increíble aplomo, subiendo con indiferencia cuando deseaban escapar de las perturbaciones de la atmosfera inferior para cruzar por sobre el “Techo del Mundo”.
En todo este proceso las aeronaves volaban, cruzando el espacio intermedio con increíble aplomo, subiendo con indiferencia cuando deseaban escapar de las perturbaciones de la atmosfera inferior para cruzar por sobre el “Techo del Mundo”.
‘¡Realmente hemos avanzado gracias a la Máquina!,’ repitió la asistente y oculto los Himalayas detrás de la Cortina metálica.
El
día se arrastraba tristemente hacia adelante. Cada pasajero yacía sentado en su
camarote, evitándose mutuamente con una repulsión casi física y anhelando estar
nuevamente bajo la superficie de la tierra. Había unos ocho o diez de ellos,
principalmente hombres jóvenes, enviados de las guarderías públicas para que
habitasen las habitaciones de aquellos que habían muerto en las distintas
partes del mundo. El hombre que había dejado caer el libro estaba en un viaje
de regreso a casa. Había sido enviado a Sumatra con el propósito de propagar la
especie. Solamente Vashti viajaba por voluntad propia.
Al
mediodía realizo su segunda mirada a la superficie de la tierra. La aeronave
estaba cruzando otra cadena montañosa, pero ella no pudo ver mucho debido a las
nubes. Masas de roca negra flotaban por debajo suyo, y se mezclaban
indistintamente con el gris. Sus formas eran fantásticas; una de ellas parecía
un hombre postrado.
‘Aquí
no hay ideas,’ murmuró Vashti, y ocultó el Cáucaso detrás de la cortina metálica.
II
EL APARATO REPARADOR
A
través de un vestíbulo, un elevador, unos andenes tubulares, por una
plataforma, una puerta deslizante, revirtiendo todos los pasos de su partida
fue que Vashti llego a la habitación de su hijo, la cual se veía exactamente
igual a la suya. Perfectamente podía haber dicho que la visita era superflua.
Los botones, las perillas, la mesa de lectura y el libro, la temperatura, la
atmosfera, la iluminación, todo era exactamente lo mismo. Y aunque el mismo
Kuno, carne de su carne, estuviera parado a su lado al fin, ¿cuál era el
beneficio de eso? Ella estaba demasiado bien educada como para estrechar su
mano.
Evitando
su mirada, ella dijo lo siguiente:
“Aquí
estoy. Tuve un viaje terrible que ha
retrasado en gran medida el desarrollo de mi alma. No tiene sentido Kuno. Mi
tiempo es muy valioso. La luz del sol casi me toca, y me encontré con personas muy desagradables. Solo puedo
detenerme unos minutos. Dí lo que tengas que decir, y luego debo regresar.
“He sido amenazado con el Desamparo”, dijo
Kuno.
Ahora
ella lo contempló.
“He
sido amenazado con el Desamparo y no podía decirte semejante cosa a través de
la maquina”.
El
Desamparo significa la muerte. La víctima es expuesta al aire exterior, el cual
es mortal.
“He
estado en el exterior desde que hablamos la última vez. Una cosa horrible a
ocurrido y me han descubierto.”
“¿Pero
porque no has de ir al exterior?” exclamó ella, “Es perfectamente legal,
perfectamente mecánico, visitar la superficie de la tierra. Hace poco asistí a
una conferencia sobre el mar; no hay objeción a ello; uno simplemente obtiene
un respirador y consigue un permiso de salida. No es algo acorde a la gente
espiritual, y te rogaría que no lo hicieses, pero no hay ninguna objeción legal
a ello.”
“Nunca
obtuve un permiso de salida.”
“¿Entonces
como saliste?”
“Encontré
una forma de hacerlo por mí mismo”
La
frase no tenía sentido alguno para ella y el tuvo que repetirla.
“¿Una
forma de hacerlo por ti mismo?” murmuró ”Pero eso estaría mal.”
“¿Por
qué?”
La
pregunta la dejo atónita más allá de cualquier medida.
“Estas
empezando a venerar a la maquina”, dijo el fríamente.
“Crees
que encontrar un medio propio para salir es irreligioso de mi parte. Es
exactamente lo que el Comité pensó cuando me amenazaron con el Desamparo.”
Esto ultimó la enfureció “ ¡Yo no venero nada!” exclamó “Soy demasiado avanzada. No te considero irreligioso, porque ya no hay algo así como la religión. Todo el miedo y la superstición que existía antes, fue erradicado con la Maquina. Solo quise decir que encontrar un medio propio es… Por otro lado, no existe una nueva forma de salir.”
Esto ultimó la enfureció “ ¡Yo no venero nada!” exclamó “Soy demasiado avanzada. No te considero irreligioso, porque ya no hay algo así como la religión. Todo el miedo y la superstición que existía antes, fue erradicado con la Maquina. Solo quise decir que encontrar un medio propio es… Por otro lado, no existe una nueva forma de salir.”
“Siempre
se asumió eso”.
“Excepto
a través de los vomitorios, para lo cual uno debe tener un permiso de salida,
es imposible salir al exterior. El libro así lo dice.”
“Bueno, entonces el libro está equivocado, porque yo
he estado con mis propios pies.”
Kuno
poseía cierta fortaleza física.
En
esos tiempos no era nada meritorio ser musculosos. Cada infante era examinado
cuidadosamente al nacer, y aquellos que daban indicios de desarrollo de
fortaleza física, eran destruidos. Los humanitarios podían protestar, pero no
hubiese sido ningún acto de bondad sincera dejar vivo a un atleta.; nunca
llegaría a ser feliz en las condiciones de vida en el que la Maquina
proporcionaba, siempre estaría anhelando arboles a los que trepar, ríos en los
que bañarse, praderas y colinas contra las cuales medir su destreza. El hombre
debe ser adaptado a su entorno, ¿no es así? En los albores de nuestro mundo los
débiles eran expuestos en el monte Taigeto, en el ocaso del mismo los fuertes
sufren la eutanasia para que la maquina progrese, para que la maquina
progrese, para que la maquina siga
progresando eternamente.
“Hemos
perdido el sentido del espacio y el tiempo. Decimos ‘el espacio a sido
aniquilado”, pero no hemos eliminado el espacio, sino las sensación del mismo.
Hemos perdido una parte de nosotros mismos. Yo me predispuse a recuperar esa parte, y a tal fin
comencé por caminar hacia arriba y debajo del andén que está fuera de mi
habitación. Hacia arriba y abajo hasta que estuve cansado, y con ello recupere
el concepto de ‘Cerca’ y ‘Lejos’. ‘Cerca’ es ese lugar al que puedo llegar
rápidamente con mis pies y no aquel lugar a donde el tren o la aeronave pueden
llevarme con rapidez. ‘Lejos’ es a donde no puedo llegar rápido con mis pies;
el vomitorio está ‘lejos’, aunque puede llegar allí en treinta y ocho segundos
usando el tren. El hombre es la medida. Esa fue mi primera lección. Los pies
del hombre son la medida de la distancia, las manos son la medida de su
posesión, su cuerpo es la medida de todo lo que es amable, deseable y fuerte.
Luego fui más lejos: en ese momento fue que te llame por primera vez, y tu no
viniste.”
“Esta
ciudad, como la conoces, está construida en las entrañas de la tierra, donde
solo asoman los vomitorios. Habiendo cruzado la plataforma fuera de mí
habitación tome el elevador a la siguiente plataforma crucé esa también y así
sucesivamente hasta que llegue hasta la última, sobre la cual comienza la
tierra. Todas estas plataformas son exactamente iguales, y lo único que obtuve
por cruzarlas fue desarrollar mi sentido del espacio y el tiempo y mis
músculos. Creo que debí haber estado satisfecho con esto, no es poco, pero
mientras caminaba y me desarrollaba, se me ocurrió que nuestras ciudades fueron
construidas en los tiempos en los que
los hombres todavía respiraban el aire exterior, y que debieron existir ductos
de ventilación para que los trabajadores pudieran respirar. Solo podía pensar
en estos ductos de ventilación. ¿Fueron estos destruidos por todos los tubos de
comida, los tubos de medicina y los tubos de música que la maquina fue
desarrollando en los últimos tiempos?¿O acaso quedaban algunos restos de los
mismos? Una cosa era segura, si llegaba a encontrarme con uno de ellos, iba a
ser en los túneles de los trenes de los pisos superiores. En cualquier otro
lugar, todo el espacio estaba ocupado.”
“Estoy relatando la historia rápidamente, pero
no pienses que no fui cobarde o que tus respuestas no me disuadían. No es lo
correcto, no es mecánico, no es decente caminar por los túneles del tren. No
temía llegar a pisar algún riel eléctrico y morir. Temía a algo mucho más
intangible, hacer aquello que no había sido considerado por la Máquina. Luego
me dije a mi mismo, ‘El hombre es la medida’, y proseguí, y luego de varias visitas
encontré una abertura.”
“Estos
túneles, obviamente estaban iluminados, todo tiene luz, luz artificial; la
oscuridad es la excepción. Así que cuando vi una rendija oscura en los paneles,
supe que era una excepción y me sentí complacido. Introduje mi brazo, no pude
introducir más que eso en un principio, y
lo agite de un lado al otro en un éxtasis de alegría. Aflojé otro
panel, introduje mi cabeza y hombros
dentro de la oscuridad y grité: ’Estoy llegando, lo voy a conseguir’ y mi voz
retumbo por los pasillos interminables.
Me pareció percibir que los
espíritus de aquellos trabajadores muertos que retornaban cada día a la luz de
las estrellas con sus esposas, y todas esas generaciones que habían vivido en
el aire libre me respondían: ‘Lo vas a conseguir, ya estas llegando’
Hizo
una pausa en su relato, y por más que
sonara absurda, sus últimas palabras la conmovieron. Kuno había solicitado ser
padre recientemente, y su solicitud fue rechazada en repetidas oportunidades
por el Comité. No era el tipo de individuo que la Maquina deseaba perpetuar.
“Luego
paso un tren. Casi me golpea, pero logre introducir mi cabeza y los brazos
dentro del agujero. Había hecho suficiente por un día, por lo que me arrastre
nuevamente hacia la plataforma, baje por el elevador y me recosté en mi cama.
¿Qué sueños tuve! Nuevamente te llame, y
nuevamente me rechazaste.”
Ella
sacudió su cabeza y dijo:
“No,
no hables de estas cosas terribles. Me entristece, estas dejando atrás la
civilización.”
“Pero
había recuperado el sentido del espacio y el hombre no puede descansar después
de esto. Tomé la determinación de meterme dentro del agujero y subir por el
ducto. Para eso ejercite mis brazos. Día
tras día realizando ridículos movimientos, hasta que mi carne estallaba de
dolor, y finalmente logre colgarme de mis manos y sostener la almohada de mi
cama extendida durante varios minutos. Luego busque un respirador y comencé.”
“Al
principio fue sencillo, las juntas se habían podrido de tal manera que pude
empujar hacia adentro algunos paneles más cayendo detrás de ellos en la
oscuridad, y los espíritus de los muertos me reconfortaron. No sé que
signifique eso. Solo sé que lo sentí. Sentí por primera vez que una protesta se
había alzado contra la corrupción, y que mientras que los muertos me
reconfortaban a mi yo reconfortaba a los no nacidos. Sentí que la humanidad
existía, y que existía sin ropas. ¿Cómo puedo explicar esto? Estaba desnuda, la
humanidad parecía desnuda, y ninguno de estos tubos, botones y maquinarias
venían al mundo con nosotros, ni tampoco nos acompañarían al partir, ni
siquiera eran de importancia suprema mientras estamos aquí. Si hubiera sido
fuerte, me hubiese despojado de toda la vestimenta que llevaba y salido al
exterior sin nada. Pero esto no era para mí, ni siquiera para mi generación
entera. ¡Subí con mi respirador, mis toallas higiénicas y mis pastillas de
alimento! ¡Mejor así que no salir!
“Había una escalera hecha de algún metal primitivo. La luz del andén se reflejaba en los peldaños inferiores y logre ver que conducía hacia arriba por sobre los escombros del fondo del ducto. Es probable que nuestros ancestros hayan circulado por los mismos una docena de veces por día, durante la construcción. Mientras trepaba, los bordes filosos cortaban mis guantes de manera tal que mis manos sangraban. La luz me ayudó poco y luego sobrevino la oscuridad, pero lo pero era el silencio que perforaba mis oídos como una espada. ¿La Maquina zumba! ¿¡Sabias Eso!? El zumbido penetra en nuestra sangre, he incluso puede guiar nuestros pensamientos. ¡Quién Sabe! Me estaba alejando más allá de su alcance. Luego pensé: ’¡Este silencio significa que estoy obrando mal!’ Pero escuche voces en ese silencio, y nuevamente me fortalecieron.” Dejó escapar una carcajada “Tuve la necesidad de ellas. Un momento más tarde mi cabeza golpeo contra algo.”
“Había una escalera hecha de algún metal primitivo. La luz del andén se reflejaba en los peldaños inferiores y logre ver que conducía hacia arriba por sobre los escombros del fondo del ducto. Es probable que nuestros ancestros hayan circulado por los mismos una docena de veces por día, durante la construcción. Mientras trepaba, los bordes filosos cortaban mis guantes de manera tal que mis manos sangraban. La luz me ayudó poco y luego sobrevino la oscuridad, pero lo pero era el silencio que perforaba mis oídos como una espada. ¿La Maquina zumba! ¿¡Sabias Eso!? El zumbido penetra en nuestra sangre, he incluso puede guiar nuestros pensamientos. ¡Quién Sabe! Me estaba alejando más allá de su alcance. Luego pensé: ’¡Este silencio significa que estoy obrando mal!’ Pero escuche voces en ese silencio, y nuevamente me fortalecieron.” Dejó escapar una carcajada “Tuve la necesidad de ellas. Un momento más tarde mi cabeza golpeo contra algo.”
Ella
Suspiro.
“Me
había topado con uno de esos sellos neumáticos que nos protegen del aire
exterior. Es probable que los hayas vistos desde la aeronave. Negra oscuridad, mis
pies en los peldaños de una escalera invisible, mis manos cortadas; no puedo
explicar cómo es que supere esta parte, pero las voces me reconfortaban”, y
tanteé para ver si podía encontrar algún
cierre. El sello, supongo, tenía ocho pies de ancho. Deslice la mano por el
hasta donde pude alcanza. Era perfectamente liso. Alcance casi el centro del
mismo, no justo el centro ya que mi brazo era muy corto. Entonces la voz dijo:
‘¡Salta! Vale la pena. Puede que haya alguna manija en el centro y puedas agarrarla
y llegar a nosotros por tus propios medios. Y si no hay manija alguna, y caes y
te haces pedazos, todavía vale la pena: igualmente vendrás a nosotros por ti
mismo.’ Entonces salte. Había una manija y…”
Hizo
una pausa. Las lágrimas se apiñaban en el rostro de sus madres. Sabía que
estaba condenado. Sino moría hoy, moriría mañana. No había lugar en el mundo
para una persona como él. Y con la pena se mezclo el enojo. Estaba avergonzada
de haber dado a luz a semejante hijo, ella que siempre fue respetable y llena
de ideas. ¿Era realmente él a quien ella había enseñado el uso de los botones y
palancas, y a quien había dado la primera lección sobre El Libro? El mismo
bello que desfiguraba sus labios demostraba que estaba retrotrayéndose a un
estado salvaje. Con los atavismos La Maquina no podía tener piedad.
“Había
una manija, y la pude alcanzar. Colgué en la oscuridad como en un trance y el
zumbido de estas maquinaciones como el último suspiro de un sueño moribundo.
Todas las cosas que me importaban, todas las personas con las que había hablado
a través de los tubos parecían infinitamente pequeñas. La manija cedió. Mi peso
había puesto algo en movimiento y empecé a moverme con lentitud, y entonces….
No
puedo describirlo. Me encontré acostado con mi rostro al sol. Sangre brotaba de
mi nariz y oídos y escuche un tremendo rugido. El sello, y yo colgando de él,
había sido despedido de la tierra, y el aire que nosotros tenemos aquí abajo
comenzó a escaparse de la abertura hacia el aire exterior. Brotaba como una fuente.
Me arrastre nuevamente hacia ella, ya que el aire exterior me lastimaba, y
comencé a respirar a bocanadas desde la orilla. Mi respirador había volado dios
sabe a dónde, mis ropas estaban desgarradas. No pude más que yacer con mis
labios pegados al agujero, respirando hasta que la sangre se detuvo. No te
imaginas nada más curioso. Esta hondonada cubierta de pasto, hablare de ella en
un minuto, el sol brillando dentro de ella, no encandilando, sino a través de
un tamiz de nubes – la paz, la indiferencia, el sentido de espacio, y, frotando
mi rostro una fuente rugiente de aire artificial! En algún momento pude
vislumbrar el respirador, meneándose en la corriente por sobre mi cabeza, y más
arriba todavía, había varias aeronaves. Pero nadie nuca se detiene a mirar
desde las aeronaves, y de cualquier manera no me podrían haber rescatado. Ahí
me encontraba yo, varado. El sol se filtraba un poco dentro de la abertura y
dejaba ver los peldaños superiores de la escalera, pero era imposible
alcanzarlos. Podía ocurrir que nuevamente saliese despedido por el aire o que
callera al vacio por el ducto. Solo podía yacer en el pasto, tratar de respirar
y de cuando en cuando mirar a mi alrededor.”
“Yo
sabía que estaba en Wessex, porque había tomado el recaudo de asistir a una
conferencia sobre el tema antes de partir. Wessex se encuentra por sobre la
habitación en la que nos encontramos hablando ahora. Fue un estado importante
en algún momento. Sus reyes dominaron toda la costa sur desde Andredswald a
Cornwall, mientras que el Wandsdyke los protegía hacia el norte, extendiéndose
por sobre las tierras altas. La conferencia solo se ocupo del surgimiento de
Wessex, por lo que no sé cuánto tiempo perduro como potencia internacional, y
de todas maneras esa información no me hubiera ayudado mucho. A decir verdad,
no podía hacer nada más que reírme, en ese momento. Allí me encontraba yo, con
el sello neumático a mi lado, el respirador meciéndose sobre mi cabeza,
prisioneros, los tres en una hondonada de pasto crecido rodeada de helechos.”
Su
rostro se ensombreció nuevamente.
“Afortunadamente
para mí era una hondonada, ya que el aire comenzó a descender en ella como el
agua llena un cuenco. Me podía arrastrar por el lugar. Luego me pare. Respiré
una mezcla, donde predominaba el aire dañino cada vez que trataba de trepar por
los lados. Esto no fue tan grave. No había perdido mis pastillas y permanecía
ridículamente entusiasta, y en lo que respecta a la Maquina, me había olvidado
cualquier cosa referente a ella. Mi único objetivo era llegar a la cima, donde
estaban los helechos y poder contemplar cualquier cosa que estuviera más allá.”
“Corrí
por la pendiente. El aire nuevo todavía era demasiado amargo y caí rodando no
sin antes lograr ver un destello de algo gris. La luz del sol ya era muy débil,
y recordé que estaba en Escorpio – también había asistido a una conferencia
sobre ese tema. Y si el sol está en Escorpio y uno se encuentra en Wessex, eso
significa que uno debe apresurarse ya que pronto oscurecerá. (Era la primera
vez que algo útil salía de alguna de esas conferencias, y estaba convencido de
que sería la última vez). Esto me llevo a tratar desesperadamente de respirar
el aire nuevo, y a salir lo más rápido que pudiera de mi agujero. La depresión
se llenaba muy lentamente, por momentos me pareció que la fuente de aire perdía
vigor. Mi respirador flotaba cada vez más cerca de la tierra, el rugido
desaparecía.”
Interrumpió
su relato.
“No
creo que esto te esté interesando. El resto probablemente te resulte todavía
menos interesante. No hay ideas en esta historia, y lamento haberte molestado
pidiéndote que vinieras. Somos muy diferentes, madre.”
Ella
le pidió que continuara.
“La
noche había llegado para cuando pude trepar por la ladera. Para ese momento el
sol ya casi había desaparecido del cielo y no pude obtener una buena vista. Tu,
que acabas de cruzar el techo del mundo, seguramente no querrás escuchar sobre
las pequeñas colinas que puede ver – pequeñas y oscuras colinas. Pero para mí
estaban vivas y la turba que las recubría era como una piel, bajo la cual se
entrelazaban sus músculos, y sentí que esas colinas habían llamado a los
hombres en el pasado con una fuerza incalculable, y que los hombres las habían
amado. Ahora dormían – probablemente para siempre. Estaban en comunión con los
hombres en los sueños. Feliz el hombre, feliz la mujer que despierta sobre las
colinas de Wessex. Porque pese a que duermen, jamás morirán.”
Su
voz se alzo con pasión.
“¿No
lo puedes ver, no lo pueden ver todos ustedes los conferencistas, somos
nosotros los que estamos muriendo y que aquí debajo lo único que vive realmente
es la Maquina? Nosotros creamos a la Maquina, para hacer nuestra voluntad, pero
no podemos hacer que haga nuestra voluntad ahora. Nos a robado el sentido del
espacio y el sentido del tacto, a distorsionado cada relación humana y ha convertido al amor en un mero acto carnal,
ha paralizado nuestro cuerpo y nuestra voluntad y ahora nos compele a adorarla.
La Maquina desarrolla – pero no nuestras mentiras. La Maquina avanza – pero no
hacia nuestras metas. Solo existimos como corpúsculos de sangre que fluyen por
sus arterias, y si pudiera funcionar sin nosotros, nos dejaría morir. Ah! Ya no
tengo remedio – o, al menos solo uno – decirle a los hombres una y otra vez que
pude contemplar las colinas de Wessex como Efrid las contemplo cuando derroto a
los daneses.”
“Así
que el sol se oculto. Olvide mencionar que había un halo de niebla entre las
colinas, y que era de un hermoso color perla.”
Interrumpió
su relato por segunda vez.
“Continua”
dijo su madre con tristeza.
El
sacudió su cabeza.
“Continua,
nada de lo que puedas decir me puede afectar. Ya me he endurecido”
“Pense
que podría contarte el resto, pero no puedo: se que no puedo: adiós.”
Vashti
quedo perpleja. Cada fibra de su cuerpo estaba tensionada con sus blasfemias. Pero
al mismo tiempo sentía curiosidad.
“Esto
es injusto”, se quejo.”Me pediste que cruce todo el mundo para escuchar tu
historia, y escucharla es lo que pretend hacer Dime, lo mas brevemente que
puedas, ya que esta es una desastrosa pérdida de tiempo – cuéntame ahora como
es que regresaste a la civilización”
“Ah!! Eso” exclamó sorprendido. “Quieres escuchar sobre la civilización. Sin duda. ¿Te mencione ya donde había caido mi respirador?”
“Ah!! Eso” exclamó sorprendido. “Quieres escuchar sobre la civilización. Sin duda. ¿Te mencione ya donde había caido mi respirador?”
“No
– Pero lo comprendo todo ahora. Tu te pusiste el respirador, y de esa manera
pudiste caminar por las superficie de la tierra hasta llegar a un vomitorio, y
allí tu conducta fue reportada al comité central.”
“De
ninguna manera.”
Froto
su mano por su frente, como si quisiera disipar alguna experiencia
desagradable. Luego, prosiguió con su relato.
“Mi respirador había caído alrededor del atardecer. Mencione que la fuente de aire parecía mas débil, ¿verdad?”
“Mi respirador había caído alrededor del atardecer. Mencione que la fuente de aire parecía mas débil, ¿verdad?”
“Si”
“Al
atardecer dejo caer mi respirador. Como mencioné, había olvidado todo lo
relacionado con la máquina, y no prestaba mucha atención al tiempo
transcurrido, ocupado en otros temas. Tenía mi estanque de aire, en el cual me
podía sumergir cada vez que la atmosfera enrarecida se volvía insoportable, y
el cual posiblemente pudiera durar días, si no soplaba ningún viento que lo
dispersara. No fue sino hasta que fue demasiado tarde que me di cuenta que era
lo que impedía mi escape. La hendidura en el túnel ya había sido reparada” el
Aparato Reparador, el Aparato Reparador estaba detrás de mí.”
“Otra
advertencia que también tuve, pero no le di importancia. El cielo nocturno era
mas claro que durante el dia, y la luna, que estaba a medio cielo detrás del
sol, iluminaba por momentos intensamente dentro de la hondonada. Yo estaba en
mi lugar usual – en el límite entre las dos atmosferas –cuando creí ver algo
oscuro moverse en el fondo de la depresión y desaparecer por la escotilla.
Inocentemente corrí hacia abajo. Me incline y escuche, y crei percibir un
lejano chirrido en las profundidades.”
“En
ese momento, aunque demasiado tarde, me alarme. Estaba determinado a ponerme mi
respirador y caminar hacia fuera de la hondonada. Pero mi respirador había
desaparecido. Sabía exactamente donde había caído - entre la apertura y el sello – y hasta podía
sentir la marca que había dejado en el césped. Ya no estaba, y me di cuenta que
algo malo estaba ocurriendo, y lo mejor sería que escapase hacia el otro aire,
y si debía morir, lo haría corriendo hacia la nube color perla. Ni siquiera
pude comenzar. Desde la escotilla – es muy horrible. Un gusano, un largo gusano
blancuzco, repto fuera del tunel y se deslizaba sobre la hierba a la luz de la
luna.
“Grite,
hice todo lo que no debí haber hecho, pisotee a la criatura en vez de escapar
de ella, y de inmediato se enrosco en mi talón. Peleé con ella. El gusano dejo
que corriera por toda la hondonada, pero fue subiendo por mis piernas mientras
lo hacia. “Auxilio” grite. (Esa parte es demasiado desagradable. Pertenece a la parte de la historia que nunca
sabrás) . “Auxilio” grite. (¿porque núnca podemos sufrir en silencio?) Luego
mis pies fueron amarrados con fuerza, caí, fuí arrastrado lejos del cerco de
helechos y las colinas vivas, y pase al lado del sello metálico (puedo contarte
esta parte), y creí que podría salvarme de nuevo si me aferraba a la manija del
mismo. También estaba amarrado por algo, también lo habían atrapado. O, toda la
hondonada estaba llena de cosas vivas. Buscaban en todas direcciones, estaban
despojándola de todo, y los hocicos blancos de otras criaturas se asomaban por
el agujero, preparadas por si era necesario. Todo lo que podía ser movido lo
atrapaban – arbustos, maleza, todo, y todos fuimos arrastrados en una masa
entrelazada hacia el infierno. Lo último que pude ver, antes de que el sello
metalico se cerrara detrás nuestro, fueron ciertas estrellas, y yo sentí que un hombre como yo vivía en el
cielo. Porque yo luche, luche hasta el final, y fue solo cuando mi cabeza
golpeo con la escalera que deje de
moverme. Desperté en este cuarto. Los gusanos
habían desaparecido. Estaba rodeado de aire artificial, luz artificial,
paz artificial, y mis amigos me llamaban a través de los tubos de comunicación
para saber si se me habían ocurrido ideas nuevas en los últimos días.”
Aquí terminó el relato. Cualquier discusión
era imposible, y Vashti se preparo para regresar.
“Terminara
en Desamparo”, dijo suavemente.
“Ojala
así sea” replico Kuno.
“La
Maquina ha sido muy misericordiosa”
“Prefiero
la misericordia de Dios”
“¿Con
esa frase supersticiosa, quieres decir que podrías vivir en el aire exterior?”
“Sí.”
“¿Alguna
vez has visto alrededor de los vomitorios los huesos de aquellos que fueron
excluidos luego de la Gran Rebelion?”
“Si.”
”Fueron abandonados ahí y perecieron como ejemplo para nosotros. Algunos se arrastraron más allá, pero también murieron – ¿quien puede dudarlo? Y así tambien los desamparados de nuestros días. La superficie de la tierra ya no permite la vida.”
”Fueron abandonados ahí y perecieron como ejemplo para nosotros. Algunos se arrastraron más allá, pero también murieron – ¿quien puede dudarlo? Y así tambien los desamparados de nuestros días. La superficie de la tierra ya no permite la vida.”
“Ciertamente”
“Helechos
y pasto pueden sobrevivir, pero cualquier forma de vida superior ha muerto.
¿Alguna vez alguna aeronave ha detectado algo?”
“No”
“¿Algún
conferencista ha hablado sobre el tema?”
“No”
“Entonces porque la obstinación?”
“Entonces porque la obstinación?”
“Porque
yo los he visto” estalló.
“¿Has
visto que?”
“Porque
la vi a ella en la penumbra – porque ella vino a socorrerme cuando pedí ayuda –
porque ella también fue capturada por los gusanos, pero, mas afortunada que yo,
murió cuando uno de ellos le atravesó la garganta.”
Estaba loco. Vashti partió, y no volvió a ver su
rostro nuevamente, ni siquiera durante los problemas que siguieron.
III
LOS DESAMPARADOS
Los años siguientes al escape de Kuno,
dos adelantos importantes ocurrieron en la Maquina. Superficialmente eran revolucionarios,
pero de cualquier manera la mente de los hombres ya había sido preparada
previamente, por lo que no hicieron más que expresar tendencias que ya estaban
latentes.
La primera medida fue la abolición de los
respiradores.
Pensadores progresistas, como Vashti,
siempre sostuvieron que visitar la superficie de la tierra era una tontería.
Las aeronaves pueden ser necesarias, ¿pero cual era la gracia de salir afuera
por mera curiosidad y reptar por una milla o dos en un vehículo terrestre? El
hábito era vulgar y quizás un poco impropio: era improductivo desde el punto de
vista de las ideas, y no tenía conexión alguna con los hábitos realmente
importantes. Entonces se abolieron los respiradores, y con ellos, por supuesto,
los vehículos terrestres, y salvo unos pocos conferencistas, que se
quejaron por no tener acceso a su objeto
de estudio, este avance fue aceptado de buen grado. De todas maneras, aquellos
que todavía quisieran saber como era la tierra, podían consultar algún
gramófono o consultar algún fotocine. Y hasta los conferencistas aceptaban que
cuando encontraban alguna conferencia sobre el mar no era más interesante que
los resúmenes compilados sobre el tema.”Cuidado con las ideas de primera mano!”
exclamaba uno de los más progresistas de ellos.” Las ideas de primera mano no
existen realmente. No son mas que las meras impresiones físicas producidas por
el miedo y la vida, y ¿Quién puede basar una filosofía sobre un cimiento tan
vulgar? Que tus ideas sean de segunda mano, y si es posible de decima mano,
porque en ese caso estarán todavía mas alejadas del elemento distorsionante –
la observación directa. No traten de aprender nada sobre el tema de esta
disertación- la revolución francesa. Estudien, en cambio, que pienso yo sobre
lo que pensaba Enicharmon de Urizen y este de Gutch y este de Ho-Yung y este de
Chi-Bo-Sing y este de Lafcadio Hearn y este de Carlyle y este de Mirabeau sobre
el tema de la revolución francesa. A través de la óptica de estas tres grandes
mentes, la sangre que fue vertida en París y las ventanas rotas en Versalles
serán puestas a la luz de una idea que les será útil en sus vidas cotidianas. Pero
asegúrense que los intermediarios sean muchos y variados, porque en la
historia, una autoridad existe para contraponerse a otra. Urizen reacciona al
escepticismo de Ho-Yung y Enicharmon, y yo debo contrarrestar la impetuosidad
de Gutch. Los que me escuchan a mi están en una mejor posición para juzgar la
revolución francesa que yo. Nuestros descendientes estarán aún en mejor
posición que nosotros, porque aprenderán lo que nosotros pensamos sobre el tema
agregando un nuevo intermediario a la cadena. Y con el tiempo” – su voz se
elevó – “llegara una generación que estará mas allá de los hechos, las
impresiones, una generación absolutamente descolorida, una generación
seráficamente libre
de las huellas de la
personalidad,
Que podrá ver a la revolución francesa no
como ocurrió, no como les hubiese gustado que ocurriera, pero como debería
haber ocurrido si hubiera tenido lugar en los tiempos de la Maquina.” Un
tremendo aplauso recibió el final de esta conferencia, que no hizo mas que
ponerle voz a un sentimiento ya latente en la mente de los hombres – el
sentimiento de que los hechos mundanos deberían ser ignorados, y que la
abolición de los respiradores era un paso adelante. Se llego a sugerir incluso
que se abolieran también las aeronaves. Esto no se hizo, ya que las aeronaves
se habían convertido de alguna manera en parte del sistema de la Maquina. Pero
año tras año se usaban cada vez menos, y eran menos mencionadas por los hombres
reflexivos.
El segundo gran desarrollo fue el
restablecimiento de la religión.
Esto, también, fue elogiado en una
célebre conferencia. Nadie puede confundir el tono reverencial con el cual
concluyo ese discurso, y despertó un eco de simpatía en todos. Aquellos que
largamente habían adorado en silencio, ahora podían comenzar a hablar.
Describían los extraños sentimientos de paz que los abordaban cada vez que
sostenían el Libro de la Maquina, el placer que significaba el repetir alguno
sus numerales, más allá del poco significado que los mismos tuvieran al ser
escuchados, el éxtasis al presionar sus botones, sin importar lo insignificante
que fuera, el sonido de la campana eléctrica, por más superfluo que fuera.
“La Maquina”, afirmaban, “nos alimenta,
nos viste nos aloja; a través de ella hablamos entre nosotros, por ella es que
nos vemos los unos con los otros, en ella es que se manifiesta nuestro ser. La
Maquina es amiga de las ideas y enemiga de la superstición: la Maquina es
omnipotente, eterna; bendita sea la Maquina.”Y no paso mucho tiempo para que
esa alocución fuera impresa en la primera pagina de El Libro, y en las
ediciones subsiguientes el ritual se fue convirtiendo en un complejo sistema de
adoración y plegarias.
La palabra ‘Religión’ fue cuidadosamente
evitada, y, en teoría, la Maquina seguía siendo una creación del hombre. Pero
en la práctica, salvo por algunos retrógrados, era adorada como divina. Tampoco
era adorada de forma uniforme. Algún creyente era atraído por las pantallas
ópticas azules a través de las cuales veía a los otros creyentes; otro por el
aparato reparador, que pecaminosamente, Kuno había comparado con gusanos; otro
por los elevadores; otro por el Libro. Y cada uno le rezaría a esto o aquello,
y le pediría que interceda por el ante la Máquina como un todo. La persecución
también estaba presente. No se expandió por razones que se conocerán en breve. Pero
estaba latente, y todo aquel el mínimo conocido como ‘Mecanismo Indenominable’
vivía en peligro de Desamparo, que significaba la muerte, como sabemos.
Atribuir estos dos grandes desarrollos al
Comité Central, es tener una Mirada muy estrecha de la civilización. El Comité
Central anunció estos cambios, es verdad, pero no fueron tan causa de los
mismos como los reyes de la época imperial no eran causa de las guerras. Más
bien cedieron a una presión invencible, que nadie sabe de dónde venía, y la
cual, una vez satisfecha, era sucedida por otra presión igual de invencible. A
tal estado de situación es conveniente darle el nombre de progreso. Nadie
confesaba que la Maquina estaba fuera de control. Año tras año se la servía con
más eficiencia y menos inteligencia. Cuanto más conocía el hombre sus
obligaciones en ella, menos entendía las tareas de su vecino, y en todo el
mundo no había nadie que entendiera a este monstruo como un todo. Esos cerebros
maestros habían perecido. Dejaron directivas muy completas, es verdad, y sus
sucesores se habían especializado cada uno en una parte de estas directivas.
Pero la Humanidad, en su deseo de confort, se había sobrepasado a sí misma.
Había explotado demasiado las riquezas naturales. Calmada y complacientemente,
se hundía en la decadencia, y el progreso paso a significar el progreso de la
Maquina.
En lo que respecta a Vashti, su vida
siguió adelante pacíficamente hasta el desastre final. Oscurecía su habitación
y dormía; se despertaba y la iluminaba. Daba conferencias y presenciaba
conferencias. Intercambiaba ideas con innumerables amigos y creía que
progresaba espiritualmente. Había veces que se le autorizaba la eutanasia a
algún amigo, y el mismo dejaba su habitación al desamparo que está más allá de
la concepción humana. A Vashti no le importaba. A veces, luego de algún fracaso
en una conferencia, ella solicitaba la eutanasia para sí misma. Pero no se
permitía que la tasa de mortalidad superara a la de natalidad, por lo que la
Maquina nunca la había autorizado.
Los problemas comenzaron tranquilamente, mucho antes que ella fuera consciente de los mismos.
Los problemas comenzaron tranquilamente, mucho antes que ella fuera consciente de los mismos.
Un día la sorprendió un mensaje de su
hijo. Nunca se comunicaban, no teniendo nada en común, ella había escuchado de forma indirecta que
él seguía vivo, y que había sido transferido del hemisferio norte, donde se había
comportado tan impropiamente, al sur, a una habitación no muy lejos de la suya.
“¿Acaso quiere que lo visite?” pensó
“Nunca más, nunca. I aparte no tengo tiempo.”
No, era una locura de otra clase.
El se negó a visualizar su cara en la
pantalla azul, y hablando solemnemente desde la oscuridad dijo:
“La Máquina se detiene”
“¿Que dices?”
“La Maquina se está deteniendo. Lo
sé. Hé visto los signos.”
Ella estalló en una carcajada. El la
escucho y se enfureció, y no hablaron nuevamente.
“¿Puedes imaginarte algo más absurdo?” le
dijo a un amigo.”¿un hombre que era mi hijo creé que la Máquina se está
deteniendo. Sería impío si no estuviera loco.”
“¿La Máquina se esta deteniendo?” replico su amigo.”¿Qué significa eso? ”Esa frase no significa nada par mi.”
“¿La Máquina se esta deteniendo?” replico su amigo.”¿Qué significa eso? ”Esa frase no significa nada par mi.”
“Para mi tampoco.”
“¿Creo que el no se refiere a los
problemas que han acontecido con la música en los últimos tiempos?”
“Oh no, claro que no. Hablemos de
música.”
“¿Te has quejado a las autoridades?”
“¿Te has quejado a las autoridades?”
“Sí, y me dicen que debe ser reparada y
que me debo referir al Comité del Aparato Reparador. Me queje de esos suspiros
jadeantes que defiguran las simfonias de la escuela de Brisbane. Sonaba como
alguien que estuviera sufriendo. El comité del Aparato Reparador ha dicho que
se solucionara en breve.”
Oscuramente preocupada, ella prosiguió con su vida. Por un lado, el defecto en la música la irritaba. Por otro lado, no olvidaba las palabras de Kuno. Si él hubiera sabido que la música se encontraba fuera de servicio – no lo sabía porque detestaba la música –si hubiera sabido que estaba mal, ‘La Maquina se detiene” hubiera sido exactamente la ponzoñosa afirmación que él hubiese hecho. Por supuesto que él la había hecho de forma arbitraria, pero la coincidencia le molestaba, y ella le hablo de forma petulante al Comité del Aparato Reparador.
Oscuramente preocupada, ella prosiguió con su vida. Por un lado, el defecto en la música la irritaba. Por otro lado, no olvidaba las palabras de Kuno. Si él hubiera sabido que la música se encontraba fuera de servicio – no lo sabía porque detestaba la música –si hubiera sabido que estaba mal, ‘La Maquina se detiene” hubiera sido exactamente la ponzoñosa afirmación que él hubiese hecho. Por supuesto que él la había hecho de forma arbitraria, pero la coincidencia le molestaba, y ella le hablo de forma petulante al Comité del Aparato Reparador.
Ellos contestaron, como la última vez,
que se arreglaría en breve.
“¡En Breve!¡Ahora!” replico ella.”¿Porque
debo preocuparme por la música defectuosa? Las cosas siempre se arreglan
inmediatamente. Si no lo reparan de inmediato, elevare mis quejas al Comité
Central.”
“No se reciben reclamos particulares en el Comité Central”, respondió el comité del Aparato Reparador.
“No se reciben reclamos particulares en el Comité Central”, respondió el comité del Aparato Reparador.
“¿Y a quien debo dirigir mis reclamos
entonces?”
“A nosotros.”
“Protesto entonces.”
“Su reclamo será atendido a su debido
tiempo.”
“¿Alguien más se ha quejado?”
Esta pregunta no era ‘mecánica’ por lo
que el Comité del Aparato Reparador se negó a contestarla.
“¡Esto es grave!” Le dijo ella a otro amigo.
“¡Esto es grave!” Le dijo ella a otro amigo.
“Nunca existió una mujer más
desafortunada que yo. Nunca podré confiar en mi música de nuevo. Empeora cada
vez que trato de reproducirla.”
“¿Qué es eso?”
“¿Qué es eso?”
“No se si está en mi cabeza o dentro de
la pared.”
“Protesta en cualquier caso”
“He protestado y mi queja será elevada al
Comité central cuando llegue el turno.”
El tiempo pasó y dejaron de molestarse por los defectos. Los defectos no fueron solucionados, pero los tejidos humanos se habían vuelto tan serviles en los últimos tiempos, que se adaptaba rápidamente a cada capricho de la Maquina. Los suspiros en los clímax de la sinfonía de Brisbane ya no irritaban a Vashti; los aceptaba como parte de la melodía. El sonido discordante, y sea en su cabeza o en la pared, no le molestaba más a su amigo. Y así también ocurría con la mohosa fruta artificial, con el agua de baño que comenzaba a apestar, y con los versos defectuosos que la máquina de poesía empezó a emitir. Todo esto llevo a enérgica protestas al comienzo y luego a la aceptación y al olvido. Las cosas fueron de mal en peor sin que nadie hiciera nada.
El tiempo pasó y dejaron de molestarse por los defectos. Los defectos no fueron solucionados, pero los tejidos humanos se habían vuelto tan serviles en los últimos tiempos, que se adaptaba rápidamente a cada capricho de la Maquina. Los suspiros en los clímax de la sinfonía de Brisbane ya no irritaban a Vashti; los aceptaba como parte de la melodía. El sonido discordante, y sea en su cabeza o en la pared, no le molestaba más a su amigo. Y así también ocurría con la mohosa fruta artificial, con el agua de baño que comenzaba a apestar, y con los versos defectuosos que la máquina de poesía empezó a emitir. Todo esto llevo a enérgica protestas al comienzo y luego a la aceptación y al olvido. Las cosas fueron de mal en peor sin que nadie hiciera nada.
Fue distinto, en cambio, con la falla del
aparato de sueño. Ese fue un problema más serio. Llego un día en que a lo ancho
de todo el mundo – en Sumatra, en Wessex, en las innumerables ciudades de
Courland y Brasil- las camas, cuando eran invocadas por sus dueños, no
aparecían. Puede parecer un tema ridículo, pero desde ese evento podemos poner
fecha al colapso de la humanidad. El Comité responsable por la falla fue
asaltado por las quejas las cuales eran referidas, como siempre, al Comité del
Aparato Reparador, el cual aseguraba que se iba encargar de enviarlas a todas
al Comité Central. Pero el descontento crecía, ya que la humanidad todavía no
era lo suficientemente adaptable como para prescindir del sueño.
“Alguien se esta metiendo con la
Máquina—“ comenzaron.
“Alguien estra tratando de convertirse en rey, para reintroducir el elemento personal.”
“Castiguen a ese hombre con el Desamparo.”
“Alguien estra tratando de convertirse en rey, para reintroducir el elemento personal.”
“Castiguen a ese hombre con el Desamparo.”
“¡Al rescate!¡Venguen a la Máquina!
!¡Venguen a la Máquina!”
“¡Guerra!¡Maten a ese Hombre!
Pero el Comité del Aparato Reparador se
adelanto, y calmo la situación con unas muy bien elegidas palabras. Confesó que
era el Aparato Reparador necesitaba el que debía ser reparado.
El efecto de esta franca confesión fue
admirable.
“Por supuesto,” dijo un famoso
conferencista – el mismo de la revolución francesa, que recibía cada Nuevo
signo de decadencia con esplendor – “por supuesto que no presionaremos con
nuestras protestas ahora. El Aparato Reparador nos ha tratado bien en el
pasado y nosotros le brindaremos apoyo,
esperaremos pacientemente su recuperación. A su debido tiempo volverá a sus
tareas habituales. Por el momento vivamos sin camas, sin pastillas y sin
nuestros insignificantes deseos. Esto, estoy convencido, sería el deseo de la
Máquina.”
A miles de kilómetros de distancia su audiencia aplaudió. La Máquina todavía los mantenía en contacto. Debajo de los mares, debajo de las raíces de las montañas, corrían los cables a través de los cuales se escuchaban y veían, esos ojos y oídos gigantes que eran su herencia, y los pensamientos de todos estaban cubiertos de una capa de servilismo. Solo los viejos y los enfermos permanecieron disconformes, ya que se rumoreaba que la Eutanasia, tampoco estaba funcionando, y el dolor reapareció entre los hombres.
A miles de kilómetros de distancia su audiencia aplaudió. La Máquina todavía los mantenía en contacto. Debajo de los mares, debajo de las raíces de las montañas, corrían los cables a través de los cuales se escuchaban y veían, esos ojos y oídos gigantes que eran su herencia, y los pensamientos de todos estaban cubiertos de una capa de servilismo. Solo los viejos y los enfermos permanecieron disconformes, ya que se rumoreaba que la Eutanasia, tampoco estaba funcionando, y el dolor reapareció entre los hombres.
Se torno difícil leer. Una niebla se
filtraba en la atmosfera y opacaba la luminosidad. Por momentos Vashti casi no
podía ver de un lado a otro de su habitación. El aire también estaba viciado. Enérgicas
fueron las protestas, impotentes los remedies, y heroico el tono del
conferencista cuando espeto: “¡Coraje!¿que importa todo esto mientas la Máquina
siga funcionando? Para ella la luz y la oscuridad son una.” Y pese a que las
cosas mejoraron por un tiempo, el antiguo esplendor nunca fue recuperado, y la
humanidad nunca se recupero de la entrada su ocaso. Había un llamado histérico
a tomar ‘medidas’, a instaurar una ‘dictadura provisional’, y a los habitantes
de Sumatra se les solicito que se familiaricen con el funcionamiento de la
estación central de energía, la cual estaba situada en Francia. Pero lo que
prevalecía era el pánico, y los hombres pasaban su tiempo rezando a sus libros,
la prueba tangible de la omnipotencia de la Máquina. Había varios grados en el
terror – por momentos aparecían rumores esperanzadores – el Aparato reparador
casi estaba reparado – los enemigos de la Máquina estaban siendo controlados
–nuevos ‘sistemas nerviosos’ estaban evolucionando los cuales harían todo el
trabajo mucho mejor que antes. Pero llego un día en el cual, sin la más mínima advertencia,
sin ningún indicio previo de debilidad, todo el sistema de comunicación
colapsó, en todo el mundo, y todo el mundo, como lo entendían, terminó.
Vashti estaba dictando una conferencia en
esos momentos, y sus comentarios previos habían sido recibidos con aplausos. Cuando
se preparaba a continuar su audiencia enmudeció, y al terminar no hubo sonido
alguno. Un poco molesta, llamo a un amigo especialista en compasión. No hubo
respuesta: sin duda estaba durmiendo. Y así con el siguiente amigo que trato de
contactar, y con el siguiente, hasta que recordó la criptica afirmación de
Kuno, ‘ La Máquina se detiene’. La frase todavía no le decía nada. Si la
eternidad se estaba deteniendo seguramente se estaría poniendo en marcha en
breve.
Por ejemplo, todavía había aire y luz – la atmosfera había mejorado un poco en las horas previas. Todavía estaba el Libro, y mientras estuviera el Libro había seguridad. Y luego se quebró, porque con el cese de la actividad llego un terror inesperado – silencio.
Por ejemplo, todavía había aire y luz – la atmosfera había mejorado un poco en las horas previas. Todavía estaba el Libro, y mientras estuviera el Libro había seguridad. Y luego se quebró, porque con el cese de la actividad llego un terror inesperado – silencio.
Nunca había conocido el silencio, y la
llegada del mismo casi la mata -- de hecho mato a varios miles de personas en
un instante. Desde su nacimiento siempre estuvo rodeada de un zumbido
sostenido. Era para el oído como el aire artificial para los pulmones, una doloroza
agonía se apodero de su cabeza. Y casi sin saber lo que estaba haciendo, se
abrió paso hacia adelante y presiono un boton poco familiar, era el que abría
la puerta de su habitación.
La puerta de su habitación trabajaba con una simple visagra propia. No estaba conectada a la estación central de energía, que moría lentamente en la lejana Francia. Se abrió, lo que le dio a Vashti demedidas esperanzas, ya que pensó que la Máquina había sido reparada. Se abrió, y ella vió un túnel en penumbras que serpenteaba a lo lejos hacia la libertad. Una simple mirada alrededor y ella retrocedió a la habitación. Ya que el túnel estaba lleno de gente – ella había sido casi la ultima en alarmarse en toda la ciudad.
La puerta de su habitación trabajaba con una simple visagra propia. No estaba conectada a la estación central de energía, que moría lentamente en la lejana Francia. Se abrió, lo que le dio a Vashti demedidas esperanzas, ya que pensó que la Máquina había sido reparada. Se abrió, y ella vió un túnel en penumbras que serpenteaba a lo lejos hacia la libertad. Una simple mirada alrededor y ella retrocedió a la habitación. Ya que el túnel estaba lleno de gente – ella había sido casi la ultima en alarmarse en toda la ciudad.
La gente le resultaba desagradable en
general, y esta eran pesadillas de sus peores sueños. Había gente reptando
alrededor, gritando, sollozando, tratando desesperadamente de respirar,
tocándose unos a otros, desapareciendo en la oscuridad, y algunas que eran
empujadas de la plataforma hacia los rieles vivos. Algunos luchaban cerca de
las campanas eléctricas, tratando de llamar a trenes que no podían responder.
Algunos gritaban por eutanasia o respiradores, o insultaban a la Máquina. Otros
estaban parados en la puerta de sus habitaciones temiendo, como ella, ir a
detenerlos o abandonarlos. Y detrás de todo el tumulto estaba el silencio – el
silencio que era la voz de la tierra y de las generaciones pasadas.
No- era peor que la soledad. Cerro la
puerta y se sentó para esperar el fin. La desintegración continuó, acompañada
de horribles crujidos y desgarros. Las válvulas que sostenían al Aparato Médico
debieron debilitarse, ya que colgaba tenebrosamente del techo. El piso se movio
y la arrojo de su silla. Un tubo siseaba y se movía hacia ella como serpiente.
Y finalmente sobrevino el horror final – la luz comenzó a menguar, y ella supo
que el largo día de la civilización se estaba terminando.
Ella daba vueltas, rezando para ser
salvada, a cualquier costo, besando el Libro, presionando botón tras botón. El
tumulto crecía en el exterior, y ya se sentía a través de las paredes.
Lentamente el brillo de su celda due apagándose, los reflejos de los cotroles
metálicos desaparecían. Ahora ya no podía ver la mesa de lectura, ahora ya no veía el Libro pese a que lo
sostenía en su mano. La luz siguió a la huida del sonido, y el aire estaba
siguiendo a la luz, el vacio original regresaba a la caverna de la cual había
sido excluido hace mucho. Vashti continuaba dando vueltas, como los devotos de
antiguas religiones, gritando, rezando, golpeando los botones con sus manos
ensangrentadas. Fue en ese momento que abrió su celda y escapó – escapó en
espíritu: al menos eso me parece a mi, por lo cual concluye mi meditación. Que
escapa corporalmente – no lo puedo percibir. Golpeo, por azar, el botón que
habría su puerta, y la ráfaga de aire viciado en su piel, el sonoro sollozo en
sus oídos, le indico que estaba frente al túnel nuevamente, y en aquella
plataforma donde había visto a hombres peleando. Ya no luchaban. Solo quedaban
suspiros, y los pequeños quejidos sollozantes. Morían de a cientos en la
oscuridad.
Estalló en lágrimas.
Y las lagrimas le respondieron.
Lloraban por la humanidad, ellos dos, no
por si mismos: No podían soportar la idea de que este era el final. Antes de
que el silencio fuera total, abrieron sus corazones y se dieron cuenta que es
lo que había sido importante en la tierra. El hombre, la flor de toda carne, la
mas noble de todas las criaturas visibles, el hombre que una vez hizo a dios a
su imagen, y había visto reflejada su fortaleza en las constelaciones, el
hermoso hombre desnudo estaba muriendo, atrapado en las vestimentas que se
había tejido. Siglo tras siglo había trabajado, ya aquí estaba su recompensa.
Es cierto que estas vestiduras parecían celestiales, llenas del color de la
cultura, tejidas con las hebras de la auto negación. Y celestiales fueron
mientras el hombre vivió por su voluntad y por la esencia que es su alma, y esa
esencia igualmente divina que es su cuerpo. El pecado contra el cuerpo – por ello
lloraban principalmente; los siglos de daños a los músculos y tejidos, y esos
cinco portales por los cuales solo nosotros podemos comprender – minimizado con
la escusa de la evolución, hasta que el cuerpo se convirtió en un despojo
blancuzco, el hogar de las ideas descolorido, últimos destellos de un espíritu
que había alcanzado las estrellas.
“¿Donde estas?” sollozó ella.
Su vos en la oscuridad respondio, “Aquí.”
“¿Hay alguna esperanza Kuno?”
“No para nosotros.”
“¿Donde estas?”
Trepo por entre los cadáveres. La sangre
brotaba entre sus manos.
“Más rápido” suspiro el.”Me estoy
muriendo – pero nos tocamos, hablamos ya no a través de la Máquina.”
El la beso.
“Hemos regresado a lo que somos. Perecemos,
pero recapturamos la vida, como era en Wessex, cuando Enfrid derroto a los
daneses. Sabemos lo que saben los que están afuera, los que viven en la bruma
color perla.”
“Pero Kuno ¿es verdad?¿hay todavía
hombres en la superficie de la tierra? ¿acaso este túnel, esta venenosa
oscuridad, no es el fin?”
El respondió:
“Yo los he visto, hablado con ellos,
amado. Estan ocultos entre la bruma y los helechos hasta que nuestra civilización
se detenga. Hoy son los Desamparados – mañana -----“
“Oh, mañana – algún idiota reiniciara la
Máquina mañana.”
“Nunca” dijo Kuno “nunca. La Humanidad ha
aprendido la lección.”
Mientras hablaba, toda la ciudad se
destruía como un panal. Una aeronave se había estrellado contra un vomitorio
llegando hasta un muelle en ruinas, penetrando hacia abajo mientras estallaba,
desgarrando galería tras galería con sus alas de acero. Por un momento vieron
la nación de muertos, y, antes de unirse a ellos, porciones de un cielo
inmaculado.
[1] En ingles “Homelessness” algo que me resulta difícil traducir en
una sola palabra, “sinhogaridad” como término inventado podría funcionar, pero
no me pareció que se ajustase bien en el texto. También podría usarse
“ostracismo”, pero me parece que el término capture el elemento de desolación
que representa para los personajes.
Elijo desamparo porque me parece que refleja en parte el sentido
original y trae una carga emocional similar a la que los personajes tienen al
hablar del tema.
Hola te interesaria traducir otras distopias en ingles?
ResponderBorrarSi tengo tiempo si, que tenias en mente?
ResponderBorrarEncuentro muy buena tu traducción. Yo también soy traductora. Me tomaré la libertad de hacerle una revisión y, si encuentro algún detalle en particular que pudieras mejorar, te lo comunicaré. Yo que tú la enviaría a una editorial una vez pulida. Saludos de una colega.
ResponderBorrarGracias!! me alegro que lo hayas disfrutado. Saludos!
ResponderBorrarHacia tiempo que la queria leer, y no encontraba la traducción, muchas gracias por tu esfuerzo.
ResponderBorrarMuchas gracias Marcos... Queria leer este cuento, pero no lo encontraba por ningun lado! Gracias. Pablo.
ResponderBorrarExcelente trabajo! Tenía muchas ganas de leerlo.
ResponderBorrarMuchas gracias. Armando
Gracias totales,saludos desde un pequeño pais llamado Colombia...que bueno es compartir :)
ResponderBorrarGracias, Gracias!!! Lo que hiciste es muy altruista. Espero que pueda ser un ejemplo para todos y que tu ejemplo nos ayudara a aprender a compartir más cosas.
ResponderBorrarUn saludo cordial;
ResponderBorrarImpresionante; que tenga la novela más de cien años y describa tan realista-mente la vida que estamos viviendo en estos días... donde lo único que mueve al mundo es estar conectado a Internet y todo se confía a "la nube"...
No conocía esta novela y alguien me la recomendó hace poco; me ha gustado mucho poder localizarla en tu blog.
Agradezco mucho tu esfuerzo por traducirla para aquellos que como yo, no manejamos el idioma de origen de la obra.
Seguiremos navegando por "la maquina"... Hasta otra!!!
Buenos días, no se si ya han publicado este cuento en español, lo busqué a raíz de un artículo publicado por la BBC en facebook, por reseña a una obra de teatro que se ha montado sobre este cuento, a simple vista encontré unos pequeños errores de ortografía pero nada que pueda afectar el contenido, quisiera saber si tu traducción ha sido corregida y publicada, y si fue así quisiera saber la editorial y el año, gracias, saludos desde Bucaramanga - Colombia.
ResponderBorrarNo ha sido publicada aún. La traducción la hice casi sin revisarla, por lo que seguramente hay cosas para ajustar. Si sabes de alguien que le interese publicarla me avisas!
BorrarYa está en formato libro:
Borrarhttps://edicioneselsalmon.com/2016/10/18/la-maquina-se-para/
Acaba de ser publicada:
Borrarhttps://edicioneselsalmon.com/2016/10/18/la-maquina-se-para/
Que buena noticia!!! Al que realmente le guste este cuento debería comprarla. Mi traducción fue el esfuerzo de un par de tardes de ocio y nada más. Quería difundir este cuento y que lo leyera mi hijo. Pero si alguien se ha tomado el trabajo de hacer una traducción cuidada, vale mucho más la pena leerla así! El prologo inicial que hace Javier Rodríguez Hidalgo me parece muy interesante también! Pongo nuevamente el link a la publicación: https://edicioneselsalmon.com/2016/10/18/la-maquina-se-para/
BorrarNotable trabajo el que realizaste, y que cuento más conmovedor y vigente......Me recuerdo de él cada vez que llego a un restaurante y veo mesas en las que están sentadas personas, pero que no interactúan entre sí...lo hacen con sus "maquinitas"....
ResponderBorrarChamo, mil gracias... Saludos desde Caracas.
ResponderBorrarGracias por traducir esta interesante obra, es increible la visión que tuvo este escritor 100 años antes de lo que en parte es el internet ahora.
ResponderBorrarMuy bueno el cuento! Aunque por momentos me resultó difícil construir una representación sobre las descripciones que hace el autor.
ResponderBorrarY qué bueno que seas mi novio :)
Ediciones el Salmón ha publicado estos días el libro "La Máquina se para", la primera vez que aparece en formato libro, y con una muy buena traducción.
ResponderBorrarhttps://edicioneselsalmon.com/2016/10/18/la-maquina-se-para/
Gracias por la Traducción. Saludos desde New Jersey.
ResponderBorrar¡Gracias! Tu traducción nos sirvió para analizar el cuento en una clase en la universidad
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