NOTA: Hace poco leí los comentarios y me enteré que alguien se ha tomado el trabajo de hacer una traducción seria. Para el que realmente tenga interés en leer el cuento, probablemente la experiencia sea mucho más placentera leyéndola con una buena traducción. En lo personal no la leí, pero el prólogo que hace el traductor me pareció genial. Dejo el link para el que le interese: https://edicioneselsalmon.com/2016/10/18/la-maquina-se-para/
LA MAQUINA SE DETIENE
por E.M.
Forster (1909)
Traducción
Marcos Buccellato (2011)
I
LA AERONAVE
Imagine,
si usted puede, una habitación pequeña, de forma hexagonal, como la celda de
una abeja. No está iluminada ni por ventanas ni por lámparas, sin embargo la
inunda un suave resplandor. No tiene aberturas para ventilarla, aun así el aire
es fresco. No hay instrumentos musicales, pese a esto, al momento de comenzar
mi relato, el cuarto vibraba con una música melodiosa. Hay un sillón en el
centro, junto a este una mesa de lectura – esos son los únicos muebles. Y en
este sillón se sienta un bulto arropado de carne – una mujer, de un metro y
medio de alto, con la cara pálida como un hongo.
A
ella es a quien le pertenece esta habitación.
Sonó
un timbre eléctrico.
La
mujer presionó un interruptor y la música se detuvo.
‘Supongo
que debo ver quien es’, pensó, y puso su silla en movimiento. La silla, como la
música, era accionada por una maquina que la desplazo hacia el otro lado de la
habitación donde el timbre todavía sonaba de forma inoportuna.
‘¿Quién
es?’ exclamó. Su voz estaba crispada, había sido interrumpida en varias
ocasiones desde que la música había comenzado. Ella conocía a varios miles de
personas, en algunos sentidos, la interacción humana había avanzado mucho.
Pero
cuando escuchó por el receptor, su rostro blanco dejó dibujar una sonrisa entre
sus arrugas, y dijo:
‘Muy
bien. Hablemos. Voy a ponerme en aislamiento. No espero que ocurra nada
importante por los próximos cinco minutos – así que puedo darte cinco minutos
completos, Kuno. Luego debo impartir mi conferencia sobre “La música en el
periodo australiano”.’
Accionó
la perilla de aislamiento, para que nadie más pudiera hablarle. Luego tocó el aparato de iluminación, y la
pequeña habitación se hundió en la oscuridad.
‘Date
prisa’ exclamó, otra vez con irritación. ´Date prisa Kuno, aquí estoy en la
oscuridad perdiendo mi tiempo´.